El Cumpleaños de la amiga de mi mujer

Ocurrió el pasado mes de Septiembre, era el cumpleaños de la mejor amiga de mi mujer. Íbamos charlando en el coche sobre lo aburrida que sería la fiesta mientras nos dirigíamos a casa de Loli. Siempre que celebraba su cumpleaños el mismo coñazo, unos cubatas, un pica pica y el típico comentario sobre lo bien que le iba con Pedro, su marido, desde que se casaron ya hace un par de años.
Llegamos de los primeros, sólo estaban allí Jorge y Charo. El resto de parejas fueron llegando poco a poco.
Todas ellas se conocían de haber estudiado juntas en el instituto o la universidad y nosotros estábamos allí como los típicos pegotes del novio o marido, lo típico vamos. Todo iba como siempre, tal y como habíamos comentado en el coche mi mujer y yo. Ya nos habíamos tomado los cafés y el trozo de tarta de cada año, a mi particularmente no me gustan mucho los dulces pero por eso de no hacerle el feo a la amiga de mi mujer.
Llegó el momento de entregar los regalitos. Este año no nos esperábamos la sorpresa que Jorge y Charo nos habían preparado: una película porno y un conjuntito de esos subiditos de tono, más que nada para hacer la coña, entonces comenzamos todos lo invitados a decir: que se lo pruebe, que se lo pruebe...
El caso es que se lo fue a poner, y ya os digo yo que Loli tiene un cuerpo que quita el sentío... Pedro no se cortó un pelo y conectó el vídeo para ver que tal estaba la película, nunca hubiera imaginado que un tipo tan soso como él tuviera cojones para hacer una cosa así, por lo menos delante de todos nosotros.
Antes de que empezara la película, Loli apareció por la puerta, no veas lo buena que estaba la muy guarra, nunca me había parado a pensar que no me importaría tener una relación muy apegada a ella hasta esos momentos. Al tonto de Pedro se le quedó la boca abierta, parecía como si nunca la hubiera visto de esa guisa.
Sin más preámbulos Pedro le dio al 'play' y la cinta comenzó, la película no tenía mucho argumento y los actores iban a por faena, como suele pasar en todas las películas porno, y la protagonista que estaba del 'quince', vamos, que se salía, una mujer de bandera, de esas que a todos nos gustaría sacar a pasear por la calle para que todos la miraran.
Los invitados fueron marchándose y allí sólo quedamos nosotros dos y Pedro y Loli, por supuesto.
La movida es que nos quedamos a ver toda la película y Loli dijo que uno de los protagonistas, que hacía de bombero, tenía una buena manguera. Mi mujer le dijo que no estaba mal y dijo que yo también tenía un buen extintor que apagaba todos sus fuegos. Yo me sonrojé un poco y dije: si hace falta demostrar algo yo tiro de manguera aquí mismo!
Loli me soltó una mirada de esas provocativas y ya me imaginé que Pedro era un 'pichulín', lo que me hizo ponerme más chulito que un gallo en un gallinero.
Entonces mi mujer le dijo a Loli, ¿y Pedro que tal las gasta? No está mal, pero para comparar antes hay que saber de que pie cojea el vecino.
Pedro estaba allí como si con él no fuera la cosa y Loli le dijo que quería ver la diferencia entre su miembro y el mío. Yo reaccioné a la primera y enseguida me bajé los pantalones, mi mujer no me decía que no y a Loli parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas. El caso es que Pedro se quedó blanco y dijo que se iba a dormir. Todo se me ponía de frente y entre mi mujer y Loli, sin comerlo ni beberlo, se montaron un plan de esos sin decir nada y comenzaron a acosarme.
Loli, como ya llevaba la indumentaria puesta fue la primera en arrimarse a mi. Mi mujer mientras tanto se fue desnudando a un lado. A la que me despisté un segundo, ya se me había puesto la polla más dura que una barra de acero y Loli no dudó en amorrarse a ella. Tenía los labios carnosos y me pareció de la forma con que lo hacía, que ya se había comido unas cuantas pollas antes de haber estado casada. Yo me estaba derritiendo de gusto, yacía tumbado en el sofá y mi mujer, ya desnuda, se espatarró encima de mi cara pidiéndome por favor que le comiera el coño hasta las entrañas. Lo que yo deseaba era ver a la guarra de Loli completamente desnuda y me saqué de encima a mi mujer, me levanté del sofá después de haberle quitado la polla de la boca a Loli.
La hice ponerse en pie y le saqué el sujetador que acababan de regalarle, sus tetas eran firmes y sus pezones despuntaban al frente como si intentaran señalar el infinito. Mientras le quitaba el resto del conjunto, mi mujer se puso de rodillas en el suelo y comenzó a chuparme toda la polla, desde el capullo hasta los cojones. Loli se bajó las bragas con mi ayuda y se recostó con los manos en el sofá, entonces comencé a tocarle los labios del coño con mi mano, estaba muy mojadita y cada vez que le metía uno de mis dedos ella me contestaba con un fuerte alarido. Me estaba poniendo muy malo y entre las dos cada vez me pedían que les diera más canela.
Por un momento, me dejaron de lado, se tumbaron en el sofá a hacer un 69 lésbico con todas las de la ley. Yo empecé a comerle el culo a mi mujer, algo que sabía que la volvía completamente loca. Se puso como una perra enseguida y Loli no tardó en pedirme que también le comiera todo el ojete. Como era de esperar, le encantó, porque mi mujer dice que mi lengua es más peligrosa que la de una víbora cargada de veneno.
Pronto me dije que ya era hora de empezar a sacarle punta al lápiz, me preparé a las dos jambas una sobre la otra y las empecé a perforar con mi taladro que estaba a pleno rendimiento. Las tenía a las dos loquitas, que si ahora le meto un pollazo a una que si ahora se lo meto a la otra.
Parecía que Loli nunca había tenido nada igual entre sus piernas y estaba como una potra desbocada que no paraba de gemir. Pronto me ofreció su culo para penetrarlo, le dolía y fue ansiosa a la cocina a untarse un poco de aceite, que era lo que tenía más a mano, mientras fue a buscarlo hice que mi mujer se corriera brutalmente y cuando llegó Loli, mi mujer me pidió que me comiera de nuevo su coño, estaba bien empapadito después de la corrida que se pegó.
Loli me cogió la polla y se sentó encima de ella, yo nunca antes había probado encular a una tía con aceite de oliva, pero el caso es que funcionó a la perfección y ella se volvió a poner como si el demonio estuviera metido en su cuerpo, era una bomba sexual que no parecía cansarse nunca. Mientras metía y sacaba mi nabo de su culo se frotaba el clítoris como una loca y noté en sus ojos que había tenido un orgasmo de puta madre.
Tras el orgasmo, sacó mi polla de su culo y se la metió en la boca en señal de agradecimiento. Sus labios carnosos hacían que yo me pusiera al límite y no tuve tiempo suficiente para decirle que apartara cuando mi polla estalló, la andanada que le metí en la cara fue espectacular y ella no tuvo reparo en esparcirla por sus pechos y volver a lamerme la polla, mi mujer no quería perder comba en el asunto las muy cabronas me cogieron el nabo a dúo hasta dejarme exhausto.
Sabéis lo que os digo, que después de aquella noche, ya estoy esperando otra vez a que sea su cumpleaños para volver a follármelas a las dos juntas!!!

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